
A Josefo le arrebataron la juventud con apenas 25 años en una noche gris de 1979. La suya es una de esas historias terroríficamente reales que te hacen aguantar la respiración, que te arden en el pecho y que, en parte por el paso de los años y en parte por el desinterés de una clase política excesivamente desmemoriada, van quedando poco a poco olvidadas, sepultadas bajo la pesada e injusta losa del tiempo.

El siguiente texto ha sido desarrollado con el objetivo de servir de soporte teórico a la juventud revolucionaria aragonesa. Pretende ser una herramienta formativa que nos ayude a conocer el desarrollo histórico de nuestro Pueblo y a entender los aspectos políticos que ha tenido la lucha de clases y de liberación nacional en Aragón, así como sus antecedentes, su evolución a lo largo del tiempo y nuestro papel como movimiento juvenil en la actualidad.

Esta ley, aprobada con un altísimo consenso, prácticamente dos tercios de las Cortes de Aragón y el apoyo de cinco de los siete grupos parlamentarios, realiza un intachable ejercicio de realidad histórica, y dota a la ciudadanía aragonesa de un texto legal con el que apoyarse ante las manipulaciones históricas de los nacionalismos que nos rodean, fundamentalmente del español y catalán, y blinda legalmente derechos sociales y civiles para toda la ciudadanía aragonesa. Ni más, ni menos.

Regionalizar implica dividir un territorio en áreas menores, un ejercicio cartográfico que para el caso aragonés tiene unas peculiaridades específicas.

En Aragón el imaginario progresista de la Transición se ha quedado obsoleto; en su momento, la generación de Labordeta y Gastón supo analizar y proponer alternativas. Hoy en día nos hemos quedado allí, en esas viejas ideas, las cuales van dando vueltas sin que se hayan resuelto. Se genera una sensación de frustración, de no avanzar en lo colectivo. No tenemos un relato alternativo de consenso.