
Aunque pueda parecer paradójico, la derecha tolera mucho mejor la pluralidad consustancial a la política y está acostumbrada a la rivalidad y el enfrentamiento. Quizá sea porque entiende como algo legítimo la ambición personal y comprenden el innegable hecho de que el elemento sustancial a lo político es el conflicto, el enfrentamiento; y que solo a partir de este suceso constituyente pueden derivarse las políticas de alianza y apoyo mutuo para conseguir fines colectivos (en su caso, los de la clase dirigente).